Bajar un cambio para disfrutar el camino

Foto: Cheska Patow

El secreto no está en ¿Qué haces? Sino ¿Cómo lo haces?

Doctor Multidimensional

¿Te ha sucedido que la carga emocional de un fracaso es supremamente mayor al de una victoria? A mí me ha sucedido muchas veces, dándole más peso a las cosas que no resultaron como esperaba en comparación con aquellas que salieron de forma exitosa; teniendo como inevitable y desafortunada consecuencia que perdí la oportunidad de disfrutar del camino vivido.

El mundo en el que vivimos potencia este tipo de experiencia. Vivimos todo a alta velocidad de manera frenética que nos impide valorar lo hermoso del momento a momento. Por ejemplo, si vamos conduciendo por un paisaje hermoso a toda velocidad no logramos observar de manera plena el paisaje, porque está primando el afán de llegar a un destino. Eso es nuestra vida, estoy estudiando, ya quiero graduarme. Me ascendieron, ¿cuál es el siguiente ascenso o de aumento económico? Me casé, ahora ¿Cuando tenemos hijos? ¿Cuándo compro la casa? Conocí un nuevo lugar, ¿Cuál es el siguiente? Los ojos están mirando siempre para adelante, pero ¿Y si miramos los costados? ¿Y si miramos hacia adentro?

Estaba viendo una entrevista que le hicieron a Manú Ginobili, el basquetbolista más ganador de Argentina y probablemente de Latinoamérica. Decía (ya retirado) que de lo único que se arrepiente es de no haberse calmado y disfrutar más el camino recorrido, tanto en los momentos de victoria haber disfrutado más, así como cuando perdió no haberlo vivido de manera tan trágica.

Conectaba con ese mensaje de mirar la vida con agradecimiento y disfrute por lo que nos ha dado, de ser conscientes de disfrutar siempre eso que vivimos y ganamos y de no hacernos tantas vueltas con los momentos bajos, más bien verlos como maestros. El durante siempre será más iluminador que el final, como dice Drexler “amar la trama más que el desenlace” Para esto, bajar un cambio a nuestra marcha puede ser un buen consejo, al final ¿Por qué hay tanto afán? Al final del camino a todos nos esperar la misma estación de llegada y probablemente eso que nos quede no sean logros sino como nos sentimos.

¿Por qué es importante?

Hace poco leía a Robert Wildinger psiquiatra, investigador y budista. Robert,  a través de diferentes formas de ver la realidad desde su labor medica ejercida por varios años con miles de pacientes; su estudio longitudinal donde han observado por 48 años a personas desde la juventud hasta la vejez para comprender la felicidad; y desde el budismo zen el cual lleva practicando hace años, concluía que la felicidad sostenible está conectada con haber vivido desde una experiencia más abierta, relajada y  cambiante y no desde el pequeño ego que se preocupaba solo por sí mismo, sus incontables metas y deseos.

El autor concluye que cuando le preguntan a las personas a sus 80 años que lección les deja la vida, la más concluyente es que se arrepienten de haberse quedado mucho tiempo en la trampa del pequeño ser, atrapado en el ¿qué dirán? Y sus constantes deseos, en cambio de haber vivido con más amplitud, agradecimiento y servicio hacia las demás personas. Para esto, menciona el autor, que vivir meditativamente (diferente a meditar) es aquel herramienta que te permite caer en cuenta de esto.

Insisto, si bajamos un cambio, tal vez logramos tomar perspectiva sobre cuáles son las cosas que nos traen una felicidad genuina y sostenible más allá de los deseos constantes.

Namasté

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