
¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, pues toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca
Durante mi estadía en España, tuve la oportunidad de hospedarme en la casa de un español proveniente de Galicia. Con el paso de los días fui entendiendo que la vida me colocaba nuevamente a un maestro en el camino. No es casualidad, es causalidad: las personas que nos cruzamos en la vida son espejos, vienen a mostrarnos enseñanzas acerca de lo que somos, lo que nos gusta y no nos gusta de nosotros mismos o a recordarnos cuáles son esas pruebas que aún debemos seguir superando para evolucionar. Volviendo a Manik (el español), él es una persona que nunca fue a McDonalds, Burger King y KFC, una persona que a sus 44 años nunca probó la Coca Cola y sus alimentos provienen de un grupo de consumo el cual compra directamente a los campesinos –en la lucha por el comercio justo y apoyo a los pequeños productores–.. Sin embargo, no se considera un “santo” que tiene esa vida por radicalizarse, todo lo contrario, aún considera que es inocente y que McDonalds o Coca Cola no se han encontrado en su camino pero de pronto pasará algún día.
Manik se considera una persona tradicional, es historiador y antropólogo, y desde hace varios años es profesor, el cual ha seguido intensamente la lucha socialista y sobretodo la búsqueda de la espiritualidad como una evolución de su ser. En diversas conversaciones de almuerzo, cenas, salidas, cafés, mañanas, pasillos, lectura de carta maya, entre otras, Manik me dejó tres lecciones para seguir adelante con mi camino. Las tomo como lecciones y a él como un maestro, porque eran la recarga de energía que necesitaba para una etapa de cerrar ciclos, de borrar el paisaje pintado y volver a disponerme a pintar uno nuevo, porque así es la vida: tejer y destejer, reír y llorar, nacer y morir, felicidad y tristeza, siempre sabiendo que no nos queda otro camino que seguir andando y sobretodo disfrutar del camino.
Entregarse a lo que vivimos
En varias conversaciones con Manik llegábamos a la conclusión que entregarnos a lo que vivimos es uno de esos mantras para vivir tranquilo, en paz y armonía. Vivimos luchando constantemente por rechazar lo que nos toca vivir o anhelando vivir otra cosa diferente a la que estamos viviendo y en ese proceso nos perdemos de lo bello y hermoso de la vida. Los árboles, las flores, los animales, la arquitectura, el arte, las risas, un café, un vino, un libro, una buena charla, comer algo saludable… Olvidamos como las cosas simples y sencillas son muchas veces las más hermosas.
Manik se ha sumergido a practicar y entender el Islam, vale la pena aclarar que no es musulmán, de hecho dice con respeto “ya quisiera serlo”. Él me ha compartido libros y enseñanzas de esta sabiduría, la cual me ha servido para seguir rompiendo prejuicios y comprender lo rico y poderoso que hay en ella. En occidente vivimos con prejuicios sobre el Islam porque creemos la mentira de varios medios y en el fondo hay una sabiduría parecida al Budismo, Hinduismo y Cristianismo, en pilares básicos como la importancia del amor, el servicio a otras personas, el conocimiento propio para evolucionar y el ser unidad. Una de las grandes lecciones que me ha compartido basada en el Islam es que aceptamos el curso de las cosas, vamos con la corriente y no contra ella, soltamos el control y aflojamos la marcha, simplemente aceptamos lo que vivimos es perfecto, porque el fin es cómo evolucionamos en nuestro interior en cada cosa que vamos viviendo.
La vida es bella
Manik estuvo ligado a la lucha socialista en cuerpo y alma, igualmente, se ha entregado a vivir y entender el Islam y el Cristianismo en una búsqueda de reunir conocimiento y desarrollar su ser. Esto sin dudas lo llevó varias veces a cuestionarse y rechazar el mundo en el que vivía, porque no es tarea sencilla cuando somos más conscientes de las agonías humanas o las desigualdades de este mundo. Una de sus reflexiones fue “siempre que me involucré profundamente en cada una de esas causas, que son justas, tienen razón y sentido, también me di cuenta que me podía perder de lo bello de vivir. En una obra de arquitectura lo único que veía era una probable expropiación de los ricos, en una buena conversación con personas pensaba en su falta de consciencia, en los viajes veía las desigualdades e impactos de un mundo sin visión de sostenibilidad; en vez de apreciar la belleza de las creaciones humanas, lo maravilloso que tiene cada persona para aportar, o lo impactante que es la naturaleza”.
Nos olvidamos de que la vida es bella, así como lo muestra la famosa película de Roberto Benigni en 1997, podemos quedarnos enfrascados en ver lo negativo, quedarnos luchando por causas sin disfrutar lo que vivimos, viendo en cada cosa cuál es su lado injusto o malo. Como muestra la película mencionada, cada uno puede crear una realidad sobre la vida ya sea bella o catastrófica. Cheska, en medio del caos que vivimos alguna vez en India, me dijo “el paisaje es un estado de ánimo” y sí que tiene razón, porque es nuestra decisión con qué lentes queremos ver la realidad.
Lo simple y lo sencillo
En lo simple y lo sencillo está lo majestuoso. Manik tiene una vida sencilla, su casa es tan sencilla como hermosa, llena de plantas, libros, luz y lindos cuadros. No se necesita más para que la casa sea bella, a veces las llenamos de cosas porque creemos que eso las hace más bellas, algo muy parecido a lo que nos sucede como personas cuando creemos que llenarnos de roles, títulos o logros nos hace “más” o “mejores”. En la sencillez está lo bello, en apreciar levantarse, comer un desayuno con calma, leer un libro, tener tiempo para meditar, escuchar una canción que nos alegre y seguir con el día.
Manik dice: “Me he dado cuenta de que la vida se trata de ir y volver constantemente a mí mismo. Me he ido a muchos lugares en el exterior e interior y siempre llegaba a la conclusión de que la felicidad está en nosotros de una manera muy simple y sencilla, valorando cada paso que damos y cómo lo vamos viviendo”. Cuando miro para atrás en el último año donde tuve la fortuna de conocer tantos países, culturas, personas, tradiciones y rituales, comparto la visión de Manik, una vida sencilla sin tanta cosa encima nos permite andar ligeros, sin cargas y tanto apego, fuentes inagotables de insatisfacción que no nos permiten ver con claridad que amar, reír, llorar, sentir, hablar, escuchar, comer, beber algo, escribir, cantar, bailar, caminar, correr, meditar, ejercitarse; son cosas simples pero las que más debemos atesorar para vivir felices y tranquilos.
Por último, Manik, como un auténtico maestro, es sincero en demostrar cómo está lejos de tener resueltas todas sus preguntas, deseos, contradicciones y visiones. Sigue cuestionándose cómo mantener el equilibrio entrando y saliendo del mundo de las formas, cómo balancear la búsqueda espiritual con la material, cómo seguir disfrutando y viviendo al máximo, pero no perder sus espacios tranquilos de silencio y calma. Una de las conclusiones más interesantes fue que, quienes estamos en la búsqueda espiritual, debemos entender que una de las pruebas de rigor es aplicar esos conceptos en el mundo de a pie. En un trabajo, en el metro, en la calle, con tu jefe o tu equipo, porque ser espiritual alejado y solo en la montaña será valorable pero de alguna forma no tendrás que enfrentarte a lo que somos como seres humanos, llenos de magia y contradicción.
Cerca de empezar una nueva etapa en mi querida Colombia, atesoro el compartir con Manik, a quien considero ahora mi amigo y espero poder visitarlo nuevamente y seguir hablando sobre cómo el mundo sigue lidiando con su caos sin perder nunca de vista el agradecimiento por estar vivos y tener la oportunidad de cambiar nuestra y otras realidades.
Namasté
Felipe, gracias por compartir esta experiencia. El reto es seguir viviendo en este mundo sin perder la conexión espiritual, Justo estoy en esta fase de la vida.
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William gracias por tu comentario. Comparto que es algo fundamental y que bueno que andas en ese proceso. El desarrollo interior estará asegurado.
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