
Escucha y observa sin apego y juzgamientos a tu cuerpo, habla y mente, esto te permitirá aliviar el dolor.
Propio
El cuerpo es un concepto que asociamos principalmente a temas físicos como los órganos, las extremidades o el tronco. Por esta razón, es probable que cuando hablamos de la salud tendemos a sobre-pensar o asociar con estar en un buen estado en esas partes del cuerpo. Sin embargo, los seres vivos como el ser humano tiene cuatro cuerpos, físico, mental, emocional y espiritual; todos igual de importantes, el problema es que en el mundo de las formas donde vivimos, tenemos una tendencia a darle más peso y posicionamiento a las cosas físicas – también fundamentales – y dejar un poco de lado las otros cuerpos que también son eje de nuestra vida, los cuales cuando no están bien, son causa de muchos dolores y problemas, irónicamente afectando a nuestro cuerpo físico. Por ejemplo, cuando tenemos problemas de salud mental, el dolor y sufrimiento se puede equiparar o superar al dolor de fracturarse alguna extremidad del cuerpo.
La salud mental es un tema en el cual los seres humanos nos debemos una amplia conversación sobre su importancia y por ende como debería dejar de ser un “tabú” dentro de nuestros círculos relacionales, incluso los más íntimos. Admitámoslo, en varias ocasiones nos da vergüenza aceptar, incluso a las personas que amamos, que sufrimos de ansiedad, pánico, tristeza, depresión, estrés, etc. Por otro lado, al ser algo que no hemos sido educados para comprender bien, tampoco desarrollamos empatía y comprensión con quienes pueden tener estos problemas.
En mi caso personal, he vivido ambos escenarios. Durante años no tenía la empatía y comprensión de lo profundo y doloroso que puede ser esto para las personas, hasta que me tocó vivirlo en carne propia, bendito ese día donde lo pude vivir y pude empezar a desarrollar más compasión por quienes sufren con dolores de la mente y el corazón. Asimismo, doy un paso al frente y les comparto que durante estos últimos meses tuve un par de episodios donde no me sentí bien a nivel mental (no tengo rigurosidad científica para etiquetarlo de alguna forma específica), pasando también por el “tabú” de no sentirme tranquilo de compartirle inmediatamente esto a mi propia esposa en quien confío más que a nadie, afortunadamente di el paso y fue una gran fuente de consuelo y comprensión.
Ahora, existen diferentes formas de poder aliviar estos problemas desde nuestro propio hacer hasta buscar especialistas u otras alternativas que permitan mejorar nuestra situación. En mi caso encontré una herramienta poderosa, transformadora y amorosa que quiero compartirles: ESCUCHAR y ser ESCUCHADOS.
Escuchar con amor y atención
Tener la disposición para escuchar a alguien cuando esta sufriendo es un acto de servicio transformador. Cuando realizamos este acto de manera sincera, servicial y amorosa, podemos estar salvándole la vida alguien con tan solo 1 o 2 horas de nuestro tiempo. Las personas no nos aventuramos a decir que nos pasa porque nos sentimos solas a veces. Cuando decidimos darle a la oportunidad a alguien que pueda hablar sobre cómo se siente le estamos también diciendo que no está sola, que tiene alguien que puede escucharla con amor, cariño y sin juzgamientos. Justamente este último concepto es clave, cuando decidimos escuchar tenemos una obligación espiritual de no juzgar o criticar porque todos estamos en nuestro propio camino con avances y retos, no hay espacio para eso, simplemente escuchar y dejar que la persona suelte y deje ir esas emociones que la están agobiando. Es por esto que también toma mucha relevancia que escuchemos con nuestro corazón y silencio interno, no con nuestra mente elaborando respuestas para contestarle adecuadamente a la persona, debemos tener mucha atención con eso porque muchas veces vamos a opinar desde nuestro ego, nuestras carencias y nuestra vida. A veces será más transformador que simplemente escuchemos, demos un abrazo y digamos un: te quiero, cuenta conmigo.
Ser escuchados
El miedo a hablar me gusta conectarlo con el concepto que explica Rene Brown en su charla TED y posterior capítulo en Netflix, relacionado a la vulnerabilidad. Tenemos miedo a mostrarnos vulnerables cuando es el acto de mayor valentía que podemos hacer, porque significa desapego, coraje y amor propio. Acá nos invitó a que no tengamos miedo a abrirnos y podar compartir que nos sucede, el acto de liberar las emociones, presiones y dolores que tenemos adentro de nosotros, es quitarse una mochila de 100 kilos de nuestras espaldas.
Cuando podemos decir que nos pasa existe una liberación que difícilmente se puede etiquetar con palabras pero nuestro cuerpo mental lo va sentir. Uno de los problemas que tenemos al abrirnos, es que sentimos que no contamos con personas de confianza para realizar esta acción. Sin embargo, entre más conozco personas y profundizo en su interior, me convenzo que esas personas si existen, solo que nuestro ego no es capaz de aceptar que va mostrarse vulnerable frente a alguien, ya sea familiar, pareja o amigo/a. De hecho, estoy lleno de historias maravillosas donde las personas han vuelto a construir lazos de amor y cariño con otras personas cuando una de ellas se atrevió a buscar a otra para contarle algo que le sucedía, porque ese encuentro permitió abrir corazones y mostrar quienes realmente son, cimentos claves para cualquier relación sincera y desinteresada. Si aún sentimos que no contamos con la confianza suficiente con alguna persona, al menos intentar escribir que nos sucede es aliviador, sobretodo en esos momentos donde estamos más afligidos, porque estamos verbalizando que nos pasa a nuestro “Yo Interior”, con quien a veces tampoco conversamos.
Hace unos días escuchaba un Podcast llamado TED Radio Hour (comprimidos de 1 hora de varias charlas TED) sobre como procesar la pandemia a nivel emocional y mental. Una de las reflexiones brindadas por el Podcast fue que en los momentos difíciles, de mayor prueba y resistencia, todo se trata de conexión. Si nos permitimos abrirnos a que otros conecten con nosotros desde su energía, y nosotros nos abrimos a conectar desde nuestra vulnerabilidad estamos creando un sistema energético potente de amor y compasión.
Por todas las personas que han sufrido, sufren y puedan llegar a sufrir dolores y problemas de salud mental quiero compartirles que no estamos solas, que encontremos en nuestro amor propio, confianza para abrirnos a otras personas y que desde nuestro hacer también podemos aliviar el sufrimiento de alguien con actos tan simples como escuchar, simplemente escuchar.
Namasté