Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.
Gabriel García Márquez
El periodo en que el Covd-19 se convirtió en pandemia mundial, ningún ser pudo escapar de recibir los impactos de esta crisis sanitaria. Esto implica que las reflexiones y conclusiones asociadas a esta crisis también tienen una representación mundial y que nos está interpelando a todos. Desde el aspecto energético y espiritual han surgido varias explicaciones e inferencias sobre este periodo que está viviendo la humanidad, personalmente, me gustó una que mencionó Natalia Carcavallo en http://www.serazul.com, asociada a que este período es un cambio de conciencia colectivo e individual.
Hace varios años me dedico a estudiar, practicar y socializar la lectura de la Carta Maya. La cosmovisión Maya desde su sabiduría creó un método que permite interpretar las frecuencias energéticas que se relacionan en el universo, porque todo es energía, tú eres energía, yo soy energía, las estrellas son energía y así podría seguir. Esta sabiduría permite comprender diferentes tipos de temas desde el análisis de cada ser humano en preguntas como ¿por qué vino a este mundo? ¿Para qué? Hasta explicar los tiempos y ciclos que va viviendo el planeta tierra y su inherencia en el ser humano. Durante este periodo de pandemia, tuve la oportunidad de realizar más sesiones de lectura maya que en todo el 2019, con la particularidad de que fueron todas de forma virtual. Hace unos días tomé un tiempo de calidad para decantar esta experiencia preguntándome: ¿qué había sucedido? ¿Por qué tantas personas interesadas en saber sobre su yo interior? ¿Por qué sin importar que sea virtual las personas confiaron en tener un espacio humano sin necesidad del contacto? ¿Por qué ahora si hay tiempo para navegar en estos cuestionamientos?
De un momento a otro llegué a la pregunta: ¿cuál es el patrón de las personas que habían llegado? ¿Habrá alguna “coincidencia”? O tal vez, ¿hay un mensaje? Y sí que lo había, al momento de analizar los sellos de las personas con las que había tenido sesión me di cuenta como se repetían de forma general cuatro sellos, causalmente de las 4 razas posibles dentro del Kin Maya: Serpiente (raza roja), Perro (raza blanca), Tormenta (raza azul) y Sol (raza amarilla).
Encontré que había un mensaje que aplicaba a profundidad para mí, sin embargo, luego comprendí que ese mensaje también aplicaba al resto de las personas. Analizando, desagregando y sintetizando el significado de estos cuatro sellos, se extraía el siguiente mensaje:
Tengamos la fuerza vital desde el amor incondicional a nosotros y demás seres para atravesar esta tormenta que tiene como fin purificar y limpiar nuestro interior, nuestra conciencia humana y nuestro planeta, para darle paso a que salga el sol con toda su luz y calor, porque siempre después de la tormenta sale el Sol.
Tengamos la fuerza vital (Sello Serpiente):
En este momento, llamado vida, estamos a prueba constantemente que llamamos vida estamos a prueba constantemente: a prueba de demostrar de qué está hecho nuestro corazón, y la valentía y coraje que tenemos para superar las situaciones que van llegando. La fuerza vital y la supervivencia se hacen fundamentales para aceptar las adversidades y luchar contra las barreras, a veces tocar la muerte física o de nuestro ego y no rendirnos, no abdicar, e incluso si sentimos que algo ha muerto tener la capacidad de volver a nacer como el ave fénix.
Desde el amor incondicional a nosotros y los demás seres (Sello Perro):
Cuando la energía que mueve nuestro accionar es el amor, siempre el resultado final será bueno. Primero empezar por el amor propio, estos tiempos nos han mostrado cómo a veces nos dejamos de últimos en la lista de personas importante por estar viviendo en función de nuestro entorno. Segundo, el amor incondicional hacia los demás seres, un amor sin fronteras, que no distingue por género, raza o nacionalidad, que no espera cosas a cambio; desde ese amor incondicional que hoy nos interpela con el dolor ajeno, principalmente de los más pobres, quienes un aislamiento social significa poner en riesgo la comida de su familia de la siguiente semana. Ese amor seguramente será asociado a desarrollar nuestra compasión universal.
Atravesar esta tormenta que tiene como fin purificar y limpiar nuestro interior, nuestra conciencia humana y el planeta (Sello Tormenta):
La tormenta significa la auto-generación de cambios que purifican y limpian. Sea cual sea la causa del Covd-19, es concluyente que ha sido una creación de nuestra propia humanidad que quiso vivir tiempos tormentosos para mostrarnos que la interdependencia sí existe, que lo que pasa en Wuhan puede llegar afectarme o que si un niño muere de hambre en Mozambique también debería tocarme de alguna forma. La tormenta significa que son tiempos fuertes, que la limpieza no es suave, que probablemente se rompen muchas estructuras, las afectaciones son mayores y se “pierden” muchas cosas. Pero también es necesario esto para darle paso a las nuevas miradas, cosas e ilusiones. Un ejemplo puede ser cuando las personas vivimos periodos de crisis, suelen ser los momentos más difíciles que nos llevan a tocar fondo, pero también son los que le abren paso a esos momentos de iluminación que nos reinventan, nos mueven de consciencia y nos llenan de nuevos propósitos.
Para darle paso a que salga el sol con toda su luz y calor, porque siempre después de la tormenta sale el Sol (Sello Sol):
El Sol es la luz, la iluminación, la universalización de la vida. Si estamos despiertos durante este periodo, recibiremos nuevos elementos a nuevos paradigmas sobre nuestra misión, propósito y trascendencia de vida. Ese que va más allá del TENER y está más asociado al SER. Nuestro SER cómo se está desarrollando, iluminando y dando la posibilidad de poder iluminar a los otros seres. Sin importar las nubes que haya, siempre el sol busca dar luz y ojalá ese sea nuestro mensaje, que queremos darnos luz a nosotros mismos, a las personas y al planeta sin condicionamientos, sin excusas.
Probablemente los estragos de la pandemia estarán un buen rato en los diferentes aspectos de nuestra vida, así que, seguimos con la oportunidad de trabajar en evolucionar nuestra conciencia hacia el beneficio propio y de los demás, que el Covid-19 sea uno de esas tantas circunstancias que aparecen en nuestra vida para darnos aprendizajes, crecer y cultivar nuestro interior.
Namasté