Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierden la salud para ganar dinero, después pierden dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan del presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuvieran que morir nunca, y mueren como si nunca hubieran vivido.
XIV Dalai Lama
Nacemos, crecemos y en seguida que llega la capacidad de razonar, nuestra educación está caracterizada por aprender a categorizar, diferenciar y segmentar. Y es necesario en algún punto, necesitamos comprender lo que está “bien” y está “mal” con relación a nuestros pensamientos y acciones. Vamos creciendo y el mundo comienza tornarse más complejo, ¿por qué? Porque comenzamos adquirir más información, esquemas, conceptos, perdemos nuestra inocencia de la etapa de la niñez y en ese camino van creciendo nuestras dualidades. Una pregunta dual clásica está relacionada al ámbito profesional, en la que nos proyectamos hacia el futuro y nos preguntamos ¿podré hacer lo que me gusta y al tiempo eso me va generar el éxito que deseo? ¿O tendré que escoger una de las dos porque juntas no pueden ir de la mano?, si bien soy la misma persona, todos deberíamos buscar la respuesta que nos lleva a ser felices y exitosos en lo que hacemos.
La dualidad es algo que ha estado constantemente en la historia de la humanidad y está presente en nuestras vidas desde lo más simple hasta nuestras posiciones políticas o intelectuales. ¿Qué es dualidad?, según la Real Academia Española es “la existencia de dos caracteres o fenómenos distintos en una misma persona o en un mismo estado de cosas”. Un ejemplo podría ser, soy una persona que es feliz en el trabajo pero no soy feliz en mi vida personal o viceversa, en definitiva es la misma persona, sin embargo, se identifica con dos características o fenómenos.
El Taoísmo, el cual reconoce la interdependencia de todas las dualidades, ha desarrollado un concepto denominado el Yin Yang. El Yin Yang simboliza que todo en el universo está formado por dos fuerzas que son opuestas pero a la vez complementarias. Existe la vida y la muerte, frío y caliente, noche y día, oscuridad y luz. Asimismo, argumenta que nada es absoluto, es por esto que cada una de las partes siempre tendrá algo de la otra (los puntos pequeños en cada color). Una forma de explicarlo con un hecho actual es la pandemia del Covid-19. Si un gobierno preocupado por su país quiere contener o solucionar el problema se encuentra entre decidir si ataca el problema de salud o el económico. No obstante, los dos problemas hacen parte del mismo sujeto (el país) y cualquiera de los dos que se vea afectado, va impactar al sujeto porque es el mismo, el país. Asimismo, el problema sanitario tiene implícito un problema económico (no funciona la economía sin personas o sin personas sanas) y el problema económico tiene implícito un problema sanitario (sin una base sólida económica, no habrá recursos para atender la crisis sanitaria). Podríamos decir que resulta casi obsoleto tener una discusión sobre que debería priorizar un gobierno, cuando la preocupación debería ser única, ¿cómo mi país logra estar bien con esta coyuntura?
Ahora, es fácil hablar de esto sentado desde una computadora, más aún cuando esta analogía podría aplicar a nuestras vidas. Lo que hoy le sucede a varios gobiernos es la consecuencia de la forma en que hemos sido educados mental y emocionalmente. Separando, categorizando y principalmente teniendo que tomar un lado que ojalá sea opuesto al otro para que tenga más sentido el que yo he tomado.
Hoy seguimos en debates de larga historia sobre si cantidad o calidad, desarrollo o crecimiento económico, riqueza material o crecimiento espiritual, capitalismo o socialismo, hombres o mujeres. A nivel personal seguimos el mismo reflejo, con dualidades entre ser feliz económica o vocacionalmente, salud física o emocional, amar u odiar, pensar o actuar, sentimientos o razón. ¿Cuántas veces no nos hemos enfrentado a las dualidades o precisamente hemos escogido un lado de la moneda, porque ver el problema o la solución juntando las dos caras iban poner nuestra vida más enredada?
Comprendiendo los opuestos en todas las cosas:
Reflexionar sobre este tema puede resultarnos a veces agotador, sin embargo, cuando logramos vivir desde la comprensión que todo tiene dos caras, desarrollamos empatía, escucha, compasión y equilibrio en nuestras vidas. Siempre que nos encontremos en las polaridades, el llamado es a tomar consciencia que existe otro lado de la historia y que podemos hacer un esfuerzo por ir a la “mitad”, donde reconocemos que ambos lados son parte de un mismo tema, tienen algo de verdad y en algún punto son necesarios para evolucionar.
¡Basta de pensar y actuar nuestra vida de forma dual! Debemos elevar nuestra conciencia, en nuestro universo y en cada micro universo existirán dos lados opuestos, pero también complementarios. Van a estar para que los comprendamos como parte de lo mismo y busquemos vivir, pensar y actuar en unidad.
Vivir en unidad habla de una vida exigente, porque implica más amor y compasión que miedo y odio. Siempre será más difícil intentar amar a todos por igual porque somos uno, que ser facilistas y simplemente amar a quien me interesa y rechazar a quienes no me agradan. Implica fortaleza mental, espiritual, emocional y física, porque no podemos ignorar que siempre va haber otro lado de la historia que está para comprender que solo existe una única verdad con diferentes manifestaciones. Ante mis o los errores de otras personas me encontraré con dos situaciones: aceptar (me) o juzgar (me) pero al final la comprensión debería ser entender que el error era solo uno, es decir, el aprendizaje era solo uno y existe una sola comprensión.
La importancia de esta comprensión será que cuando estemos en momentos de crisis, dolor, decepción, dificultades o tristeza, sabremos que existe otro lado en nuestra vida que está esperándonos para evolucionar. Cuando me estoy enfrentando a los miedos, puedo tener la convicción que en la otra orilla estará vibrar en amor, solo es cuestión de comprender cómo nuestro miedo es ausencia de amor.
Al final de nuestra vida, poder decir cosas como: logré las metas y prosperidad que anhelaba acompañado de una vida llena de amor, salud, presente para mis seres queridos y en armonía. Otra que me gusta sería: Viví espiritualmente siendo abundante, porque como somos en el cielo, somos en la tierra, lo que somos por “dentro”, es la manifestación de lo que somos por “fuera” y viceversa. Buscar comprender la dualidad nos permitirá ir hacía una vida equilibrada, armónica y tranquila, porque no dejaremos invadir nuestro corazón de polaridades o posiciones radicales que pueden amargar y apagar nuestro corazón y espíritu.
Namasté