
Mahatma Gandhi dijo: “sé el cambio que quieres ver en el mundo”, es decir, si quieres cambiar el mundo, empieza por cambiar tú primero.
Con mi esposa, un día llegamos a una frase que esperamos guíe nuestras vidas (y pueda ser un referente para ustedes también): servirte para servir mejor.
Hoy te quiero hablar acerca de cómo cultivar nuestro cuerpo físico, mental, emocional y espiritual, básicamente cultivar tu SER, que es el principio fundamental para contribuir a este universo. Llevo más de 10 años conociendo de primera mano las causas sociales y las personas involucradas dentro de ellas –que, por cierto, siempre tendrán mi más profunda admiración por jugársela a cambiar duras realidades como la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la vulneración de derechos humanos y tantas más–, esto me ha permitido corroborar que la transformación del planeta empieza por casa.
Cultiva tu casa, cultiva tu templo, cultiva tu ser. Tenía dudas si primero contarte los beneficios de hacerlo o ir directamente a los pasos básicos que te llevan a cultivar ese ser (a que le dediques el amor que se merece, ese amor que te permitirá estar en paz, tranquilidad y armonía). Me he decidido por lo segundo, ir directo a contarte los pasos que te cultivan, con la esperanza que mientras los lees, los beneficios te van a parecer obviosJ.
Para esto, quiero traer a Robbin Sharma a este artículo –un escritor que recomiendo leer por lo práctico de sus enseñanzas–, con su libro “El monje que vendió su Ferrari”. Para el tema de cultivarnos, podríamos traer otros autores y personajes, así como otras corrientes, pero me quedo con este caso, justamente por su integralidad y profundidad, y a la vez por el pragmatismo para ser aplicado y entendido por cualquier persona.
El libro es una fábula espiritual que habla de la historia de un “exitoso” abogado neoyorquino llamado Julien. Después de sufrir un infarto, Julien pasa tres años entre los Sabios de Sivana en el Himalaya, luego de este período regresa sano, rejuvenecido y en plena forma, con la misión de impartir las lecciones recibidas. A su regreso, visita a su amigo y ayudante John, y le explica su experiencia en forma de fábula, con un mensaje espiritual. Esta se trata de hallar el camino hacia la plenitud compuesto por siete pasos, los cuales se representan bajo los símbolos de siete elementos que salen en ese cuento: el jardín magnífico representa la mente; el faro simboliza el objetivo; un luchador de sumo representa del autocontrol (Kaizen); un cable enroscado simboliza la disciplina; las rosas representan la ayuda que hay que prestar a los demás; y, finalmente, el sendero de diamantes señala la belleza del presente. El ex abogado aconseja a John seguir este camino e impartir sus lecciones. De verdad, te invito a leerlo completo, pero para este artículo me quiero quedar con el tercer paso o virtud: el luchador de sumo que representa el Kaizen.
El Kaizen es un sistema de calidad que se enfoca en la mejora continua a través de esfuerzos progresivos a fin de cambiar el statu quo. El Kaizen defiende una autosuperación constante en todos los aspectos de nuestra vida, desde el ámbito espiritual hasta el laboral. Es un concepto que se ha sido utilizado en el mundo empresarial para hablar del control de calidad, también en gestión en diferentes niveles, desde el coaching hasta la gestión procesos. Este término surge posterior a la Segunda Guerra Mundial en Japón y su explicación etimológica es: kai en japonés (gǎi en chino), significa “cambio” o “la acción de enmendar”, y zen en japonés (shàn en chino), significa “bueno” o “beneficioso”.
Con el uso de este concepto, Robbin Sharma nos ofrece un camino para elevar el alma con diez rituales/hábitos/acciones disciplinadas que te cuento a continuación:
- Ritual de la soledad: ten momentos de silencio para ti. Por ejemplo, toma tres a cinco minutos de silencio observando algo fijamente y disfruta de la paz que te va traer o lo que más recomiendo toma una meditación mañanera para calmar tu mente y empezar el día relajado, los resultados son muy potentes.
- Ritual de la fisicalidad: haz ejercicio, será un medio de canalización de tu energía, estrés y malos pensamientos. Te recomiendo al menos 5 horas por semana.
- Ritual de la nutrición: come saludablemente, hoy hay mucha información de que significa eso, no tenemos excusas (el libro recomienda ser vegetariano).
- Ritual del saber abundante: siempre lee cosas nuevas que ejerciten tu intelecto, así sea dos horas por semana. De nuevo, hay tanto por leer y aprender, que no tenemos excusas.
- Ritual de la reflexión personal: siempre termina tu día profundizando en tus cosas buenas y las que tienes que mejorar. Te recomiendo unos cinco minutos para hacer esto por día, este balance es fundamental para que tu ser se construya de una manera balanceada.
- Ritual del despertar anticipado: levántate temprano y aprovecha tu tiempo. Es un momento sagrado donde puedes trabajarte mucho y hará, por ejemplo, que el trabajo sea una cosa más en tu vida, no la más importante de tu vida. Te recomiendo levantarte al menos 3 horas antes del inicio de tus labores, vas a ver cómo mejora tu vida si lo haces y trabajas en ti. Acá hay un gran consejo que mencioné en el artículo anterior: intenciona ese día como si fuera el último, solo así vivirás en plenitud.
- Ritual de la música: escucha música que traiga tranquilidad, personalmente, te recomiendo música sin voz, puede ser clásica, hindú o tibetana –por lo menos 1 hora–.
- Ritual de la palabra hablada: como dice el Libro de los cuatro acuerdos del Dr. Miguel Ruiz: se impecable con tus palabras. ¡¡¡Impecable con ellas hacía afuera pero más importante hacía adentro!!!
- Ritual del carácter congruente: afronta cada momento de la vida con laboriosidad, compasión, humildad, paciencia, honestidad y coraje. Seguro cada término nos tomaría un episodio completo, pero por el momento quédate con lo primero que venga a tu mente, son conceptos universales.
- Ritual de la simplicidad –este es uno de los que con el paso del tiempo más creo y estoy buscando aplicar–: vive con menos, no necesitas tanto como piensas. Un libro que recomiendo, un poco más complejo, llamado El Tao Te King de Lao Tse, dice contundentemente: desear y atesorar cosas solo angustian el corazón.
Probablemente algunos de ustedes me dirán: eso es mucho, me estás pidiendo ser perfecto. Solo la mitad de ellos implican invertir un tiempo físico de máximo 10 horas de 168 horas que tiene la semana, no es ni el 10%. Seguro le dedicas a tu trabajo entre 40 y 48 horas por semana, es decir, cerca de un 25% de tu tiempo. Los otros son una actitud con la vida, una actitud que te llevará a cultivarte de forma armoniosa.
Para ir terminando, como mencione anteriormente, espero que yendo por cada ritual hayas pensado en los beneficios que te trae. Yo pienso que una vida en la que te permites desarrollarte de forma integral, donde trabajas todos tus campos (físico, emocional, mental y espiritual), siempre será la estructura clave que soporte el desarrollo de tus actividades, sea las que sea. Tu energía después fluirá de una manera que ni tú vas a reconocer como todo se te da tan fácilmente y se acomodan las cosas en tu vida.
Cultiva tu SER.
Namasté
Me alegró el día, tu blog. Siempre desde pequeño, te vi claro, transparente. Sigue ese camino. Me gusta.
Sol.
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Gracias Soledad!!! 🙂 Te mando un abrazo muy grande
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