
En el pensamiento, mantente en lo simple. En el conflicto, se justo y generoso. En el trabajo haz lo que disfrutes. En la vida familiar, mantente presente.
Lao Tse
El final e inicio de año significa un momento de cierre y proyección. Se cierra un año con logros, fracasos, risas, tristezas, alegrías, desilusiones, nuevos proyectos y otros que dejamos atrás. Se vive en paralelo entre el recuerdo de esos momentos y sentimientos y la proyección de mirar para el futuro; nuevos sueños, propósitos, deseos, muchas veces aspirar a más y mejores cosas de las cuales tenemos.
Es normal vivir de esta manera, todo nace, se desarrolla y muere. La duración entre una cosa y la otra es tan larga como nuestra vida o tan corta como una emoción o suceso. Vivimos en el flujo constante de nacer y morir, de iniciar y cerrar. Con esta comprensión deberíamos tener claridad sobre tres temas: primero, todo en la vida es continuo, dinámico y cambiante. Segundo, el contenido entre el inicio y el cierre de cada ciclo se vuelve fundamental y tercero, el más importante, de nosotros depende marcar un contenido con un propósito verdadero.
Estoy convencido que debemos darnos un momento de calidad para proyectar el siguiente año con una pregunta central ¿Cómo queremos vivir el siguiente ciclo? De ahí imaginar las metas que deseamos alcanzar. Si estas con la intención de proyectar tu siguiente año de forma integral, te recomiendo un ejercicio que me ha enseñado por Ches, llamado la rueda de la vida. Dibujas una rueda, la divides en ocho porciones, cada una está compuesta por salud, dinero, amigos, familia, trabajo, ocio, desarrollo personal y amor, evalúas del 1 al 10 ¿cómo estas en este momento de cierre de año con ese tema? Y por último se proyecta cómo y que deseas para el siguiente año con metas concretas con verbos, medida y fecha. Es un ejercicio muy bueno de reflexión propia, integral y permite proyectar sobre lo construido, así en algunos casos se necesite reconstrucción total.

Sin embargo, todo lo que deseamos obtener es efímero, muchas veces la duración de satisfacción de las cosas dura instantes. Obtener el logro anhelado, en algunas ocasiones se disfruta solamente minutos. Los propósitos duraderos son aquellos que tienen que ver con cultivar nuestro interior y desarrollar un corazón limpio, fundamentado en el amor hacia nosotros mismos y los demás seres.
Los propósitos que cultivan nuestro espíritu nos proporcionan armonía, vivir con gratitud diaria, aceptar con amor todo lo que nos sucede, obtener paz interior, hasta el punto de irradiar una energía de atracción de las cosas materiales que deseamos. El budismo ha definido un marco para obtener un corazón limpio que nos permita sembrar las bases de un karma positivo, es decir, las bases para tener una felicidad verdadera y duradera, este marco son las acciones no virtuosas de la mente, el habla y el cuerpo. Si tienes un dominio de ellas, puedes desarrollar una vida con gozo y tranquilidad.
Las acciones no virtuosas de la mente son la ira, el deseo (codicia o apego) e ignorancia de no comprender la naturaleza de las cosas, cambiantes y efímeras. Las del habla son chismear, hablar por hablar, hablar mal de otra persona y mentir. Por último, las del cuerpo son matar, robar y el adulterio. Si logramos trabajar desde esta base ética podemos tener una vida tranquila. Asimismo, si transformamos el uso que le damos a nuestra mente, cuerpo y habla podemos contribuir a un propósito elevado, el cual no solo se sustenta en el yo sino en nuestro aporte a nuestro mundo.
Controlando la mente
Tener una mente anclada en el aquí y el ahora. Una mente atenta, observadora a de nuestros pensamientos y sentimientos, para frenar los malos y seguirse llenando de los buenos, aquellos fundamentados en el amor propio y hacía los seres. Una mente sin apegos, sin miedo a la perdida, sin tanto deseo obsesionado y desbordado por tener cosas tangibles e intangibles.
Ira: Amar desde nuestros pensamientos, todas nuestras acciones tuvieron inicio un pensamiento. No tener ira en nuestros pensamientos hacía las personas, situaciones y nosotros mismos. Esto solo nos llevara a cultivar malestar en nuestro interior y cometer acciones de las cuales tarde o temprano nos arrepentiremos. Nuestro espacio empieza desde casa hasta cualquier espacio donde estamos involucrados.
Deseo o apego: No tener deseo y apego a las cosas materiales, logros y personas, ellas no contienen la felicidad duradera. En el momento que nuestra mente solo desea, nunca lograr encontrar paz, gozo y gratitud en el momento más preciado: el ahora, el eterno presente.
Ignorancia: Comprender como las cosas son impermanentes, insatisfactorias e insustanciales. Si aceptáramos que la naturaleza de todas las cosas son cambiantes, poco duraderas y al final de cuentas sin forma, podemos vivir de forma armoniosa, aceptando cada uno de los sucesos como son.
La clave para un control duradero de nuestra mente es AMAR. Una mente con energía de amor es capaz de darnos totalidad en nuestro ser. Por ejemplo, cuando amamos a alguien como una pareja, madre, un hijo o el más retador, nosotros mismos; es relativo si tenemos o no tenemos dinero, si tenemos o no tenemos logros personales, cuando amamos simplemente nuestra mente está en un estado de paz que busca proyectar todo el cariño puro y sincero que tenemos. La oportunidad esta siempre, en nuestra casa, nuestra oficina, el bus o la calle, solo es cuestión de esforzarnos en tomar consciencia de vivir desde esa energía.
La sabiduría de la palabra
Ser sabio con nuestras palabras. Nuestras palabras son una fuente de poder muy grande, utilicemos esta herramienta para comunicar buenas cosas, desde la energía de amor, ayudar a las otras personas y servirles. Nuestra palabra es una herramienta mal utilizada para destruir, dividir, herir, faltar a nuestra verdad, perder coherencia entre otras.
Mentir: Faltar a la verdad con nuestra palabra. Las consecuencias de no decir la verdad va llenando una mochila pesada en nuestro andar, luego se va tornando más difícil limpiarlas y liberarlas.
Dividir: Nuestra palabra puede crear entornos negativos, generar división entre las personas y producir un ambiente sin utilidad alguna.
Chisme: Algo que tomamos como “light” en nuestra sociedad pero no medimos las consecuencias e impactos sobre las personas y entornos.
Hablar mal de las personas: Cada vez que tenemos una mala palabra hacia otra persona sembramos energía negativa en nosotros y estamos afectando a otra persona. Estamos reproduciendo un círculo vicioso de ataque y defensa. Muchas veces cuando nos atacan con la palabra, es un resultado causal, no casual, de nuestra mala utilización de la misma hacia otra persona.
La clave para llenar de sabiduría nuestra palabra es lo contrario, ESCUCHAR. Antes de hablar o responder ante una persona o situación, interiorizar sobre esa persona o situación preguntas como: ¿Por qué ella es así? ¿Cuándo se generó este conflicto? ¿Para qué voy hablar? ¿Qué busco con mis palabras? ¿Dónde radica la emoción que estoy sintiendo?
Nuestro cuerpo: una fuente sagrada
El templo más importante es nuestro propio cuerpo, cultivar y mantener la casa limpia y en orden es básico para vivir en armonía.
Matar: Sentir amor por todos los seres, esto no solo aplica a no matar humanos sino cualquier ser sintiente, es decir, evitemos matar la mosca o cucaracha en la pared, parece mínimo pero pensemos solo por un momento ¿Para qué debo matarla?
Robar: No es necesario explicarlo, si quitamos a otras personas algo que no es nuestro, simplemente sembramos karma negativo, probablemente perdamos en el futuro 1000 veces más eso.
Mala conducta sexual: Todas las personas somos energía y materia, nuestra mala conducta con otras personas simplemente nos lleva a cargar en nuestro templo mucha basura.
La clave para nutrir nuestro templo es SERVIR. En el servicio es donde desarrollamos nuestra bondad, dejamos una conversación continua ensimismada en el yo, las cosas dejan de girar en torno a nosotros y buscamos el bienestar de las demás personas. Una vida de servicio nos permite realizar acciones que llenan nuestro interior, el servicio empieza desde las cosas pequeñas; un consejo a un amigo, apoyar alguna causa, ayudar a los más desfavorecidos, en un mundo con tantas brechas sociales y dolor, tenemos alcance de la mano realizar estas acciones.
De esta manera la invitación es que tengamos propósitos como:
- Dar amor incondicional a mis seres queridos sin esperar nada a cambio.
- Ser paciente y tolerante con las personas, siempre entender y analizar, detrás de cada persona hay una historia, causas y condiciones.
- Cuidar mis palabras, son una herramienta para ayudar no para destruir.
- Vivir agradecido y sencillo de las cosas que tengo.
- Ser mejor hijo, padre, esposo, amigo, ciudadano, estar incondicionalmente.
- Cultivar pensamientos positivos cada mañana.
Si nuestros propósitos fueran internos, estoy convencido que tendríamos un mundo con menos odio, menos deseo de poder y concentrado en un yo egocéntrico. Propósitos anclados desde la compasión, aquella que mira con amor a cada persona y lo que vivimos. Hoy, viendo muchas veces el caso de nuestra humanidad que sigue matando, destruyendo, equiparando el poder sobre las personas, me convenzo que la mayor ausencia que tenemos es del corazón.
Lejos de buscar perfección, es un marco de referencia, el cual como amigo te aconsejo reflexionar sobre esto y escoger algunos que te gustaría priorizar. Yo escogí la ira, el deseo y chismear.
Feliz 2020, que cultivemos amor y compasión para nuestro planeta.
Namasté
Muchas gracias por estos grandes consejos! Les mando un fuerte abrazo
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